domingo, 26 de septiembre de 2010

Rodajas de calabacín rebozadas



1 calabacín
1 huevo
Harina
Sal

Este es un plato muy sencillo y que permite muchas aplicaciones, ya que podéis servirlo como aperitivo, segundo plato o guarnición. A la hora de comprar el calabacín fijaros que no esté blando, que la piel esté tersa y que no tenga agujeros o golpes.

Es necesario lavarlo y secarlo. Cortar en rodajas aproximadamente de un centímetro desechando los extremos (hay quien prefiere pelarlo pero de esta forma la rodaja queda entera y no tenéis riesgo de que se deshaga en la sartén). Echar la sal y cubrir con papel de cocina absorbente, de esta forma el calabacín suelta el agua que tiene favoreciendo el crujiente.

Colocar abundante aceite en una sartén. Cuando esté caliente, echar las rodajas que previamente habréis pasado por harina y huevo batido. Esperar a que se hagan y el rebozado quede dorado. No es necesario freírlo demasiado para que no pierda sus propiedades y al gusto debe quedar ‘al dente’. Escurrir en papel de cocina y añadir justo antes de servir una pizca de sal común o sal maldon –sal inglesa cuya gran particularidad es su gran pureza que por sus característicos cristales o escamas, suaves y blancos, ofrecen al paladar un sabor fresco–. El calabacín es una hortaliza que se enfría rápido, debe servirse de inmediato.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jo, yo quiero probar eso...
Cuando vas a poner un restaurante Nuria?

Nuria dijo...

Jajaja quién sabe, pero aún me falta mucho para eso.