1 pechuga de pollo grande
1 cebolla
1 pimiento verde
1 diente de ajo
200 gr. de tomate frito
1 sobre condimento de paella
2 cacitos de pollo de knorr
400 gr. de arroz
1 lata de cerveza suave
100 gr. de aceitunas manzanilla con hueso
Agua
Sal
Aceite de oliva virgen extra
Esta es una receta que requiere más elaboración, así que es perfecta para hacerla en el fin de semana o cuando queráis dedicar tiempo en la cocina. Las cantidades que os indico son para 4 comensales.
Empezamos por poner agua a hervir, entre cuatro y cinco litros. Cuando llegue a ebullición, deshacer uno de los cacitos en el agua y mantener bastante caliente.
Picar en brunoise (corte en dados o cubos muy pequeños) el pimiento, la cebolla y el ajo. Os recomiendo que para preparar esta receta uséis una cazuela u olla que sea ancha pero baja al mismo tiempo, el motivo es que el arroz se cocina mejor a lo ancho que a lo alto. En este recipiente, poner aceite a calentar que no llegue a cubrir el fondo. Agregar primero la cebolla, cuando comience a estar transparente, añadir el pimiento. Pochar a fuego lento la verdura hasta que esté bastante cocinada, incorporar el ajo picado y terminar de pochar disolviendo en la mezcla el otro cacito.
A continuación, trocear la pechuga de pollo en cuadrados grandes, salar y rehogar con las verduras. Incorporar el tomate, y seguir rehogando. Añadir la mitad del sobre de condimento para paella, y remover. Se agrega el arroz, el resto del sobre y se rehoga todo el conjunto un par de minutos. Salar.
Es el momento de incorporar los líquidos. Se añade la cerveza sin parar de remover, y se lleva a una lenta ebullición. (Una vez que empieza a hervir, todos los líquidos que se incorporan deben estar también hirviendo para no romper la cocción del arroz). Es necesario estar removiendo casi constantemente durante todo el proceso porque el arroz al tener poco líquido tenderá a pegarse en el fondo. Es muy importante que a medida que vaya quedando menos caldo, se vaya incorporando de vez en cuando, cazo a cazo, el agua que teníamos en ebullición preparada desde el comienzo (la técnica es como la de la elaboración de un risotto – se incorpora el líquido poco a poco pero sin dejar que se quede seco). Rectificar de sal. Antes de retirarlo del fuego, añadir las aceitunas.
El punto de dureza del arroz va en gustos, pero hay que tener en cuenta que una vez retirado del fuego, debe reposar cubierto con una servilleta alrededor de un par de minutos, momento en el que el arroz terminará de hacerse. El resultado es un arroz riquísimo con un toque meloso.
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3 comentarios:
El arroz estaba cojonudo.
me he comido hasta el último granito.
Pardo.
Yo de este arroz me como lo que haya, hasta que no quede más, y no exagero, me he llegado a tomar 3 platos bien llenos y está tan rico que no te hartas. El problema es que luego lo tienes que quemar :)
Saludos y ánimo, tienes un blog estupendo.
Graciasss! La verdad es que este arroz está para chuparse los dedos! ¿verdad? jajja.
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